San
Cristóbal de las Casas , 7 de marzo 2016.
El 6 y 7 de marzo del 2016 nos
reuimos para realizar la segunda
asamblea del Movimiento en defensa de la tierra y el territorio y por la
participación y el reconocimiento de las mujeres en la decisiones. Reconocemos
que este es un espacio de encuentro donde confluimos mujeres de la región
sureste de México, específicamente de Oaxaca, Chiapas y Tabasco. Se dice fácil,
sencillo y en pocas palabras, sin embargo, la relevancia radica en que en este
espacio nos re-encontramos para compartir cuáles son los problemas que nos
aquejan, y a partir de re-conocernos construir alternativas desde nuestro
sentir, vivir y andar de mujeres, lo cual aporta otros elementos para la
reflexión y acción política.
Decidimos
realizar la asamblea en días previos al 8 de marzo porque sabemos de la
importancia que implica este día como un momento para reconocer, por un lado a
las diversas luchas emprendidas por las mujeres feministas, y por otro lado
para fortalecer nuestros espacios de organización como mujeres.
Esta
asamblea ha estado marcada por el asesinato de Berta Cáceres, compañera nuestra
defensora del territorio lenca (Honduras). Desde nuestros corazones reconocemos
que su andar no ha sido interrumpido, somos muchas mujeres que seguimos
luchando. Al mismo tiempo que exigimos justicia, no esperamos a que ella
llegue, sino que desde nuestras cotidianidades avanzamos en la defensa de
nuestros territorios.
Analizando
el contexto local, nacional y global vemos que las potencias económicas y
políticas no se sacian con el despojo y extractivismo que hacen en nuestros
territorios, quieren también nuestra sangre, nuestra vida. El asesinato de
Berta Cáceres es un ejemplo de ello, como lo son también todas la amenazas de
megaproyectos en nuestras comunidades.
Aún
así, desde nuestro corazón reconocemos que el monstruo del capitalismo
neoliberal y patriarcal no sólo está afuera, sino que vive en nosotras. Eso
quiere decir que pensamos en tener dinero para consumir, y por eso a veces
tenemos que irnos lejos de nuestras casas, y también sólo pensamos en nosotras
como solitas. Estas son alguna formas de cómo el monstruo nos afecta desde lo
más interno, desde nuestro cuerpo-territorio.
Para
nosotras, la asamblea de nuestro movimiento es un paso más en la permanente
construcción de nuestras participación política. Hacemos el esfuerzo de venir
hasta San Cristóbal desde nuestra casas y comunidades. Esto implica, a veces y
todavía, que se hable mal de nosotras porque hay quienes creen que como mujeres
no tenemos derecho a salir de casa y organizarnos para luchar y defender lo que
es común para mujeres y hombres, de todas las edades. Eso entristece nuestro
corazón, pero aún así no nos detenemos. Sabemos que juntas podemos más, solitas
no.
En
esta ocasión nos hemos reunido dos días, los cuales han sido de trabajo
intenso; en las noches quedamos cansadas. Aun así nos tomamos el tiempo para
socializar nuestras ideas y sentires. Esto implica más trabajo, y hay quien
puede pensar que es lenta la forma como procedemos. Para nosotras está bien
porque es como queremos construir nuestra autonomía y ejercer la
autodeterminación: hacerlo desde la colectividad.
Amaranta
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